sábado, 28 de agosto de 2010

Que esperavas , golpistas? (em espanhol)

¿Qué esperabas, golpista?
Por Juan Moreno

¿Qué esperabas, golpista, del golpe de estado en que te embarcaste el 28 de junio de 2009? ¿Que los ocho millones de hondureños correrían a abrazarte por “liberarlos” de los monstruos (como tú los llamas) Zelaya y Chávez? Pero hombre, golpista, ¿aún no te das cuenta de que aquel golpe fue también contra ti mismo, tu familia y los amigos a quienes pretendías “salvar”? Si Mel Zelaya sólo quería salvarte a ti también al aplicar esas políticas que tú despectivamente llamas “populistas”.
Tiraste mierda por casi cuatro años a la cara del presidente de los hondureños y ahora esa misma mierda te ahoga, golpista, te ahoga, no lo niegues. Dignifícate, golpista, dignifícate. No tengas miedo que los hondureños no te van a quitar el derecho a comer, a tener lo tuyo y a seguir haciendo tus negocios. Ellos, los hondureñitos de a pie, ese 75 por ciento que ya te mencioné antes, sólo quieren que les devuelvas lo suyo: la soberanía que les robaste, la tranquilidad que les arrebataste, lo poquito de legitimidad que tu “democracia” había logrado en tantos y tantos años. Eso exigen los hondureños, eso y la oportunidad para mejorar su vida.
Por Dios, golpista, entiéndelo de una vez por todas. Caíste en tu propia trampa. Te embarcaste, golpista, en la peor de las aventuras de tu adinerada, tramposa y explotadora vida. Acéptalo, te embarcaste y ahora estás metido en un hueco del cual sólo hay una manera de salir: la Asamblea Nacional Constituyente, que con tanto ahínco y sacrificio te ofrece el 75 por ciento de los hondureños para salvar al país entero y a ti también, golpista, a ti también y a tu familia.
Porque, entiéndelo de una vez por todas: la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente es el único, óyelo bien, el único camino que te queda a ti y al resto de los hondureños para volver a empezar con un nuevo contrato social. ¿Qué otro camino hay si no es la guerra civil? ¿Crees tú, golpista, que ante una insurrección generalizada y violenta sólo serán los de siempre los sacrificados? Cuando bajen las pobladas a reclamar de una vez por todas lo que les arrebataste el 28 de junio no quedará piedra sobre piedra. Por la víspera se saca el día, dice la gente aquí abajo, y esto, golpista, es bien cierto. La prueba la tienes allí, con la ingobernabilidad que creaste con tu golpe de estado. Acéptalo: no haces negocios tranquilamente, ni tu ilegítimo presidente puede sacarte de ese pozo de excremento en que, junto con él, estás metido hasta el cuello.
No te equivoques de nuevo, golpista. Todavía tienes tiempo de rectificar. Hazlo ahora porque después podría ser demasiado tarde. Tu Estado, golpista, es ya una ilusión, una entelequia, una casa en ruinas. Este es el resultado de tu vida aventurera y canalla en la política y en los negocios. Asaltaste los tres poderes del estado con la fuerza de la banda armada en que has convertido a las Fuerzas Armadas de Honduras.
Entiéndelo de una vez por todas, golpista, todavía estás a tiempo. Estás sentado sobre un barril de pólvora. Hay sobre tu escritorio varios instrumentos propuestos por la gente más lúcida de Honduras. Léelos si es que todavía lees. Estúdialos si es que todavía estudias. Reflexiona sobre ellos, si es que todavía reflexionas. ¿O es que has perdido la razón, parapetado como estás, detrás de ese barril de pólvora?
Y para terminar, un consejo de este humilde escribidor: no se te ocurra mandar a tu banda armada a masacrar a sus propios hermanos y hermanas, porque éstos, el 75 por ciento de la población entera, sólo defienden su causa, que es justa de toda justicia. Y te recuerda cada día en la calle que su causa y su lucha es pacífica, te lo ha gritado mil y una veces: su lucha es pacífica, algo que tú no entiendes porque ya te acostumbraste a resolver las cosas con violencia. Los hechos te están gritando esto en tu propia cara y aun así no quieres recapacitar. Ojalá que cuando lo hagas no sea demasiado tarde.


Enviado por Mario Ardon

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