sábado, 26 de setembro de 2009

COMUNICADO DE PRENSA AL CUMPLIRSE EL 46 ANIVERSARIO DEL DERROCAMIENTO DEL PROFESOR JUAN BOSCH POR CARMEN QUIDIELLO DE BOSCH1. El 28 de junio de 2009, la opinión pública mundial despertó con la noticia de que en la República de Honduras había ocurrido un golpe de Estado, por medio del cual se había derrocado y expatriado al Presidente Constitucional José Manuel Zelaya Rosales. El día 30 de junio de este año se cumplía la primera centuria del natalicio de Juan Bosch, escritor y luchador democrático de la República Dominicana, para cuya celebración se encontraban en el país prestigiosos intelectuales y dirigentes políticos de distintos países, los cuales expresaron su total indignación frente al hecho ocurrido y su demanda de que fuera repuesto el Presidente legítimo de Honduras. Lo que acontece en un país de América nos acontece a todos; la Historia así lo señala.

2. Para los dominicanos y las dominicanas y todos aquellos que conocen la sufrida historia de este país, la democracia ha sido un fruto ansiado por el cual valiosos compatriotas tuvieron que entregar sus mejores años y hasta sus vidas. Ahí está el ejemplo de las Hermanas Mirabal, asesinadas por la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, en cuyo nombre se conmemora el día internacional de la no violencia contra la mujer. Cuando por fin la tiranía cayó y el pueblo eligió abrumadoramente a Juan Bosch, tesonero luchador anti trujillista, patriota cabal, otra vez se interpuso la fuerza para violentar la voluntad de los ciudadanos. Este 25 de septiembre se conmemoran 46 años del golpe de Estado que trajo más muertes y sufrimientos a la República Dominicana. Ese golpe fue respondido dos años más tarde con un heroico movimiento cívico-militar al grito de “Vuelta a la Constitucionalidad y del Presidente Juan Bosch sin elecciones”.

3. Conocemos el dolor que causa un golpe de Estado como el ocurrido en Honduras. Sabemos que nadie, absolutamente nadie, tiene aval ni justificaciones admisibles para arrebatar el poder delegado por el pueblo a sus representantes legítimos. Sabemos bien, la historia no los dice, que siempre se han esgrimido pretextos y subterfugios para explicar tales desmanes, pero los golpes ocurren precisamente violando la Constitución, las leyes y los principios de legitimidad democrática. Los golpes de Estado, sin excepción, sólo han arrojado represión, crímenes, vejaciones, políticas dañinas para las mayorías, corrupción, perjuicios al tesoro público y los intereses del pueblo, atraso económico y aislamiento, y una herida de conflicto social que difícilmente logra recuperarse. Nunca han tenido un resultado positivo para la democracia, para las instituciones ni para los individuos. Una guerra interna y una ocupación militar nos señalan a los dominicanos las terribles consecuencias que tiene no acatar la voluntad legítima de las mayorías.

4. Quienes se oponen legítimamente al gobierno del Presidente Zelaya tienen, como lo han tenido en toda la América democrática, todo el derecho a disentir y el Estado los protege. Pero la democracia no es eliminar al contrario. Del golpe de Estado no pueden esperar nada bueno, y quienes lideran las acciones en que el gobierno ha sido tomado por la fuerza y se usan las armas para atacar en vez de defender al pueblo, no harán más que daño al pueblo de Honduras.

5. El Presidente Constitucional José Manuel Zelaya y sus colaboradores están de regreso en Honduras. No han llamado ni han expuesto al pueblo a la violencia, sino convocado al diálogo. Cumplen su deber y su derecho de volver a su patria y poner el hombro junto a su pueblo, en búsqueda de la restitución de la democracia, apoyada por la ciudadanía hondureña y por la comunidad internacional. El suyo es un acto de valentía cívica admirable, así como es admirable la actitud de la hermana República del Brasil. En otras épocas lo mismo no fue posible para Juan Bosch y otros Presidentes sacados por la fuerza en América Latina, y en buena hora puede darse en Honduras ¡Cuánto ha cambiado la historia!, la democracia no está sola, y los que no se dan cuenta de ello deben hacerlo rápidamente, por el bien de nuestras naciones.

6. Los dominicanos podemos y debemos temer lo que pueda ocurrir en Honduras. Quienes tienen poder político, judicial, social o militar y quienes detentan poder en la esfera internacional, tienen el deber moral y humanitario de apoyar con la mayor firmeza la reposición del orden democrático y solidarizarse con la paz en Honduras.

Exhortamos a los funcionarios civiles y militares que ostentan posiciones de autoridad en Honduras a respetar la vida del Presidente Zelaya, de sus familiares y colaboradores, respetar sus derechos, del personal diplomático que los acogen así como de la ciudadanía en general. Que ningún juez vaya a validar un magnicidio o daños a la integridad y seguridad del Presidente; que ningún jefe policial, militar o acción de opinión pública ordene o encubra una masacre. Que cesen las medidas represivas y atentatorias contra los derechos humanos de los ciudadanos hondureños. El mundo los está observando; las acciones represivas no fueron aceptadas antes y menos lo serán ahora. La única salida honorable es la vía constitucional, legal y pacífica, restituyendo la democracia. América Latina no está en condiciones de ver que corra más sangre de sus pueblos ni dejar atropellar la democracia que tanto le ha costado.

Carmen Quidiello de Bosch
23 de septiembre de 2009

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Enviado pelo Hermano Tito ( República Dominicana)

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